Recuerdo del amor hacia la hija de Swann:
Sabía yo que la hija de Swann iba a menudo a Laon a pasar unos días, y aunque Laon se hallaba a bastantes leguas, como la distancia estaba compensada por la falta de obstáculos, cuando en aquellas cálidas tardes veía venir un soplo de viento del extremo horizonte inclinando los trigales más distantes, propagándose como una ola por aquella vasta extensión, y yendo a morir a mis pies, tibio y murmurante, entre los tréboles y los pipirigallos, aquella llanura que a los dos nos era común parecía como que nos acercaba y nos unía, y yo me figuraba que aquel soplo de viento la había rozado; que el murmullo de la brisa que yo no podía entender, era un mensaje suyo, y besaba el aire al pasar.
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