miércoles, 12 de marzo de 2014

La historia de Jack Printon (trabajos de alumnos)

Os presento un cuento escrito a partir del "Banco de palabras". El tema era libre y el resultado creo que está francamente bien. Enhorabuena a Alex. Os animo a todos/as a que escribáis vuestras historias :-)


La historia de Jack Printon

Esta es la historia de Jack Printon. Vivía en un pueblo de Galicia, en un lugar muerto,  amplio pero totalmente deshabitado. Las nubes siempre tenían un color grisáceo, el clima era muy húmedo y lluvioso; esto provocaba que el terreno estuviera siempre fangoso y farragoso. Por lo general era muy descolorido, pero donde se encontraba la casa de Jack había un bosque verde con mucha fauna y vegetación.

Jack Printon  era un hombre de 40 años, pero aparentaba mucho más viejo; esto se debía a que era un poco abandonado. Siempre vestía con un gorro muy antiguo, un jersey oscuro, una camiseta gris, un chándal a menudo sucio y unos zapatos rotos por todas partes.

El hombre medía alrededor de 1,70m  y estaba escuálido, pesaba unos 57Kg. Su pelo era castaño y los ojos gigantescos y verdes. Tenía los labios agrietados por el frío, aunque apenas se podían apreciar por culpa de su barba. Era pálido pero tenía las manos bastante morenas.

Jack destacaba por ser serio, solitario, trabajador y tranquilo.

Vivía en una casa, si así se le podía llamar, ya que eran un par de piedras, unas por encima de otras. Sus padres eran ingleses; se habían venido a vivir a Galicia, pero al año y medio de instalarse fallecieron a causa de una grave enfermedad. Jack tuvo que vivir solo desde los 13 años. Le costó mucho salir hacia delante pero finalmente lo consiguió.

Jack era pobre y vivía de una pequeña paga por minusvalía, ya que se movía muy despacio y tenía un dolor tremendo cuando andaba; esto se debía a que tenía una pierna exageradamente más corta que la otra. La verdad es que la paga solo le daba para las cerillas y la leña, ya que no podía ir a buscar unos pequeños palitos más de una vez a la semana a causa de su minusvalía. Apenas le quedaba dinero para la comida, por eso estaba tan delgado. No podía prescindir de la leña, porque de lo contrario su casa estaría congelada y se moriría de frío. Se pasaba el día sentado en una silla al lado de la chimenea.

Jack estaba triste, abatido, desconsolado, melancólico y no paraba de preguntarse por qué la vida era tan dura e inhóspita.

Un día, por primera vez en todo el año, salió al exterior. Salió de su lúgubre y apagado cuarto. Era un día soleado y decidió salir a disfrutar del buen tiempo puesto que era la primera vez en todo el año en la que salía el sol. El día anterior había habido una gran nevada y quería ver la luz del sol. Tan pronto abrió la puerta pudo observar delante de sus narices un pequeño lobezno pachucho, parecía que se había perdido y tenía hambre y frío. Jack tardó dos minutos en llegar junto al lobezno de nuevo, pero con un poco de leche. En quince minutos consiguió encender la chimenea y darle una pequeña manta a aquel pobre animalillo, al que refugió dentro de su casa. Aguantó así una semana, pero no tenía dinero para comprar tanta leche, aunque tenía más claro aún que no iba a dejar morir a ese lobezno, así que salió de su ruinosa casa y se adentró a paso de tortuga y con el lobezno en su regazo en el bosque. Llevaba dos días buscando a los padres de aquel cachorro, le daba igual lo que le pasara a sí mismo después, solo pensaba en encontrar a los padres de aquel precioso lobezno. Al cabo de cuatro días sin comer y a la intemperie, bajo la tempestad, cuando ya se estaba quedando sin fuerzas, se encontró con una manada de lobos. Un lobo gigantesco que tenía que ser el macho alfa, y por lo tanto el padre del cachorro, se abalanzó sobre Jack y lo tumbó en el suelo. Parecía que lo iba a matar, sin embargo, empezó a lamerle la cara. Jack no se podía creer lo que estaba presenciando, parecía imposible, pero los lobos sabían que él había salvado al cachorro. Jack se sintió raro, esa noche durmió en la madriguera de los lobos y consiguieron mantener un gran vínculo de amistad. Jack se había curado milagrosamente y lo único que deseaba era vivir con los lobos. Así lo hizo, consiguió ser uno más de la manada, cazar, comer,  correr y dormir con los lobos. Además, aquel lobezno llamado Ázzuen y él fueron los mejores amigos de la manada, siempre se cubrían cuando uno u otro hacía algo mal y se querían mucho.

Fue en ese momento cuando Jack comprendió que la vida no era cruel y que los únicos seres despreciables que existían éramos nosotros, los humanos.

fin
Autor: Alexandro Bouzó, 1º A

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